Impunidad al el ex presidiario Florencio Madariaga

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• Después de estar en la cárcel por un presunto peculado de 900 millones, regresa a Chiapas para despojar a empresarios.
El regreso sorpresivo de Florencio Madariaga Granados a la escena política de Chiapas generó una sarta de especulaciones porque, conocidos sus antecedentes, es poco probable que su vuelta a la cosa pública se ciña a la moralidad que tanto se exige en estos tiempos de Steve Jobs y de la cuarta transformación del país.

Vamos a hacer un poquito de historia: Después de un rosario de litigios procesales, célebre porque en otras épocas fue un policía abusivo y montaraz, Madariaga Granados llegó hace tiempo a lo que era el Consejo Estatal de los Derechos Humanos luego de ser expulsado por violentar la ley interna del organismo. Llevó cerrajeros para quitar y cambiar chapas en oficinas clave.

El ex policía que dice tener doctorado en derecho, sostenía haber ganado un juicio de garantías que le permitía tomar por asalto a la Comisión Estatal de Derechos Humanos, en ese entonces llamado Consejo de Derechos Humanos.

Ahí, sin embargo, hay un dilema, ya que el Congreso del Estado desechó la figura de Consejo y la giró a Comisión de Derechos Humanos para poner orden, corregir vicios, ajustarla a la normatividad y a la defensa cabal de los derechos humanos.

La Comisión de los Derechos Humanos está compuesta por una estructura legal innovadora, conectada a la sociedad, pues el desaparecido Consejo era un botín de léperos y granujas que se repartieron el presupuesto discrecional y majaderamente, sin ofrecer cuentas a nadie.

Los recursos para promover la defensa, protección y divulgación de los Derechos Humanos se usaron para viajes de placer al extranjero, financiar a grupos prozapatistas y costear la vida placentera de los consejeros en un carnaval de corrupción e impunidad.

No hubo programas porque el Consejo sólo fue una lumia insatisfecha del poder.

IMPEDIDO Florencio Madariaga Granados estuvo siempre impedido para dirigir a la Comisión de Derechos Humanos o ser parte de ella en su calidad de consejero.

No podía porque simple y sencillamente es originario del Distrito Federal. Chilango, dicen. Barrendero sí puede ser. Requisito infranqueable, hasta ahora, es que para ser consejero o presidente de ese organismo se necesita haber nacido en Chiapas.

En el mismo caso anda Marina Patricia Jiménez, vinculada a lo que todavía queda de las huestes del extinto obispo Samuel Ruiz García, quien nació en la capital del país pero respaldada precisamente por un ala de la guerrilla fue impuesta consejera con un sueldo de al menos 70 mil pesos al mes, más dietas libres de polvo y paja.

EN LA CÁRCEL Florencio Madariaga estuvo en prisión acusado de un presunto fraude de 900 millones de pesos. Luego de una intensa búsqueda realizada por la Interpol, Madariaga Granados fue localizado, detenido y recluido en una cárcel de España.

Tras su encarcelamiento en España, Madariaga fue extraditado a México y encarcelado en el Penal el Amate. Todo ocurrió en el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía.

Con ese oscuro pasado, hoy presume que pronto regresara al poder en Chiapas. Él dice que a la Fiscalía del Estado, desde donde se podría enderezar una cacería policial en contra de empresarios y enemigos (que son muchos) que Madariaga ha hecho aquí.

Por su temperamento gansteril, Madariaga se ha granjeado mucha animadversión en Chiapas. Su paso por la policía de Chiapas fue tormentoso, ya que se dedicó a la represión y usó el poder para el cobro de venganzas políticas.

Aprovechando las influencias que tiene y creando una red de complicidades judiciales, Madariaga se ha dedicado a dañar a empresarios tuxtlecos a quienes amenaza para despojarlos de sus propiedades valiéndose de turbios artilugios legales.

Destacados abogados y penalistas chiapanecos dieron su voto de confianza el presidente electo Andrés Manuel López Obrador a fin de que impida que sujetos de la calaña de Florencio Madariaga regresen a la función pública, ya que no caben en esta profilaxis que vivirá el país, en donde la corrupción y las confabulaciones quedarán en el pasado, pero tampoco habrá borrón y cuenta nueva. / Por Karla Yuridia Ruiz. –

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