Padecen reflujo gastroesofágico 15 por ciento de los bebés: IMSS

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• Evite el uso de aceites y grasas para curarlos del “empacho”, es altamente peligroso porque las sustancias pueden ser broncoaspiradas y dañar la función pulmonar.

El uso de aceites y grasas como laxantes en los bebés para desparasitarlos y curarlos del empacho, estreñimiento y congestión nasal, son remedios ancestrales altamente peligrosos, pues su ingesta representa un riesgo latente de que estas sustancias sean broncoaspiradas y dañen la función pulmonar.

El doctor Fernando Domínguez Salgado, pediatra del Hospital General de Zona (HGZ) Uno del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tapachula, dijo que aunque no hay estadísticas fidedignas, se estima que un 30 por ciento de los casos de los niños con problemas digestivos o respiratorios se relacionan con la administración de aceites y grasas.

Por lo que los remedios más socorridos –dijo- para los problemas digestivos son los aceites de resino, oliva y almendras dulces, así como la grasa de pollo y la manteca de cerdo. En el caso de la congestión nasal es común la aplicación de gotas de aceite gomenolado o el petróleo, supuestamente para “quitarle al bebé lo mormado”.

Explicó que el uso de estos remedios tradicionales es más frecuente durante los primeros tres meses de nacido, etapa en la que se presenta la distensión del estómago, flatulencias y evacuaciones líquidas, por lo que la mama refiere que “está aventando”.

Ante este cuadro la madre trata de aliviar a su bebé y le da a tomar una cucharadita de aceite para que “haga estómago” y lo que coma no le vaya a hacer daño; otras veces porque su hijo “está enlechado” o para que elimine lo que tiene “pegado en el estómago”.

Pero todas esas ideas son falsas y ninguno de estos remedios son efectivos; lo que las madres llaman “empacho”, medicamente se llama dispepsia transitoria del recién nacido y se debe a que la leche materna provoca gases que algunos niños tienen problema para eliminarlos; es normal que se tengan evacuaciones líquidas o semilíquidas, de olor ácido o fétido y de color verdoso amarillo, pues la leche es un laxante.

El especialista comentó que el uso de aceites o grasas puede ser mas peligroso en los niños que sufren reflujo gastroesofágico –hasta en un 15 por ciento tienen esta enfermedad-, pues el alimento junto con el aceite se regresan por la boca o se vomitan, lo que da una alta probabilidad que parte de estas sustancias se pueden ir hacia las vías respiratorias y al pulmón, por lo que el bebé puede broncoaspirarse al forzarle para que ingiera la cucharada.

Informó Domínguez Salgado que una vez aspirado el aceite pueden transcurrir entre uno y cinco días antes que se manifieste el daño al pulmón. Al principio solo hay tos, después los síntomas (fiebre, dificultad para respirar, decaimiento general) frecuentemente se confunden con los de una infección respiratoria, cuando en realidad se trata de la acumulación de estas sustancias en el pulmón.

Esto puede dar lugar a una deshidratación por las diarreas provocadas por la purga, y la disminución de la flora intestinal, con la consecuente intolerancia a la lactosa y a las proteínas de la leche; hasta neumonía lipoídica, (en caso de aspirar el aceite o grasa lo que podría llevar a la necesidad de extraer una parte del pulmón).

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