En Chiapas no debe prevalecer el temor ni la angustia por los sismos que se puedan sentir, porque el territorio del estado es proclive a esto, aunque se espera que nunca se
presente uno mayor a los que se han registrado en el siglo pasado cuando se registraron ocho sismos mayores de magnitudes 7 hasta 7.8, sostuvo Silvia Ramos Hernández, directora
del Centro de Investigación en Gestión de Riesgos y Cambio Climático de la UNICACH.
Según antecedentes en 1902 se registró el más fuerte cuando se destruyó Bartolomé de Los Llanos hoy Venustiano Carranza, por lo que no se tiene porque caer en el alarmismo por
medio de las redes sociales, como lo han hecho algunas personas. En el presente siglo se han tenido alrededor de cuatro sismos fuertes.
Asimismo, aseguró que los sismos de mayor intensidad como el de julio y de diciembre de 2015 aumentan el número de movimientos telúricos por las réplicas que se presentan.
Hasta este viernes se habían presentado más de 200 réplicas del sismo de diciembre.
Esto se sabe que son réplicas por la zona donde se registró el epicentro y se dio la ruptura geológica.
Ramos Hernández explicó que el hecho de que ahora se detecten con mayor frecuencia los movimientos telúricos desde con bajas intensidas hasta los más fuertes que se han
sentido, obedece a que se cuenta con equipamiento para la medición de la actividad sísmica.
Desde 2000 se ha venido trabajando en eso y ahora los volcanes El Tacaná y El Chichón cuentan con estos equipos de monitoreos, así como en la zona centro del estado, por eso se
ha mejorado la capacidad del movimiento sísmico.
Los equipos que se tienen en la Red de estaciones sismológica en Chiapas son de alta sensibilidad, lo que permite registrar los sismos que se presentan, y todavía hace falta en
algunas zonas, inclusive en la región noreste para donde se tiene un proyecto y se espera que en un par de años se pueda avanzar.
Dijo que de esta manera es como se ha podido conocer que en 2015 se registraron cerca de tres mil 200 sismos, pero más que alarmarse la sociedad debe estar consciente que
vivimos en un territorio donde se tiene que considerar el riesgo permanente y hay que trabajar en la parte preventiva desde la familia en el hogar. / Cosme Vázquez /ASICh
