Tras acudir a dar el último adiós a Mario Gómez, Enoc Hernández Cruz escribió (sic) esta mañana de domingo, es un día especial, es un día diferente, pero también es un día muy triste aquí en Yajalón. Hoy a un amigo le hemos dado el adiós, ese adiós doloroso, triste y que nos motiva a la reflexión del valor que tiene la vida.
Hoy aquí en Yajalón, acompañamos hasta su última morada a un guerrero de la comunicación, a un periodista valiente, honesto, respetuoso, responsable, pero sobre todo a un excelente ser humano.
Acompañando a su mamá doña Ofelia Sánchez Gómez, a sus hermanos Henry y Nancy, así como de familiares, amigos y vecinos del barrio San Martín, luego de la misa de cuerpo presente nos trasladamos al panteón municipal, donde dialogue unos minutos con Pepe Gallegos, amigo entrañable de Mario y compañero de página en El Heraldo de Chiapas.
Tuve la fortuna de conocer a Mario Leonel Gómez Sánchez, hace muchos años en San Cristóbal de Las Casas, ya que siendo presidente municipal el llegaba a saludarme, ya que su hermano mayor Henry Berlín, trabajaba conmigo en una de las áreas de la Dirección de Servicios Públicos Municipales.
Ahí empezó la amistad con Mario, a quien saludé en infinidad de ocasiones que visité Yajalón, en giras de trabajo con el Gobernador e incluso en algunos eventos sociales convocados por la Cámara Júnior, aunque en algunas ocasiones también me lo encontré en Sabanilla, en Chillón y pocas veces en Tuxtla Gutiérrez.
Mario era un periodista risueño, un amigo que cuando habían problemas por bloqueos carreteros y manifestaciones en la zona norte, me llamaba por teléfono y me decía avísale por favor al Gobernador que mañana o pasado mañana va ocurrir esto o aquello, ya que él no buscaba notoriedad, lo que quería era abonar al orden, a la armonía y a la tranquilidad en la zona que le correspondía cubrir como corresponsal.
Curiosamente a mí me tocó trabajar en el periódico La República en Chiapas, tanto en oficinas centrales en la capital del estado y fui corresponsal en San Cristóbal, durante más de 3 años a finales de los ochentas cuando cursaba mis estudios en la facultad de derecho y Mario hasta antes de su muerte se venía desempeñando como corresponsal de El Heraldo de Chiapas, que es el nombre que ahora tiene lo que fue el diario La República.
Al acudir este domingo a decirle adiós al amigo, al periodista, al hijo, al hermano, al padre de familia, en automático me sumo al reclamo ciudadano que pide y clama justicia.
La muerte de Mario a manos de criminales no debe quedar en la impunidad, su vida es una ofrenda generosa que él hace a su pueblo y a su gente, para que se actúe con firmeza, se combata a la delincuencia y a quienes se disputan el municipio como un botín a costa de lo que sea.
Como ser humano y como chiapaneco que anhelo seguir viendo en un estado en paz, en una entidad tranquila y segura, estaré atento al curso de las investigaciones que el propio Fiscal General del Estado está encabezando para esclarecer los hechos y lograr la captura de quienes privaron de la vida a Mario Gómez.
Mi solidaridad con la familia de Mario, mi abrazo fraterno con el pueblo de Yajalón y mis oraciones por el eterno descanso del alma de un amigo que se ha ido, elevando plegarias por la pronta resignación de sus deudos. / ASICh
